
Las farmacéuticas avanzan en la lucha contra Covid-19
Las farmacéuticas avanzan en la
lucha contra Covid-19
Marileny Lugo Cacho
Principal Oficial de Operaciones MC-21 LLC
La industria farmacéutica ha sido castigada en los pasados años, especialmente en los Estados Unidos, por el debate congresional relativo a los precios y, en algunos casos, la efectividad de algunos de sus productos; más ha seguido avanzando en el campo de la innovación y la biotecnología. Con gran sentido de urgencia, la crisis del coronavirus le ha lanzado sin aviso previo el reto mundial de este siglo para que encuentre rápido una vacuna y tratamientos que pongan fin a la pandemia del COVID-19.
Actualmente existen más de 160 vacunas potenciales en desarrollo, de las cuales 10 están ya en ensayos clínicos en humanos. También hay más de 240 agentes terapéuticos que podrían convertirse en medicamentos para tratar el COVID-19, algunos de los cuales son medicamentos existentes bajo reevaluación y muchos nuevos que ya están en la fase de ensayos clínicos.
Esta carrera mundial impulsada por una saludable competencia y la cooperación en muchos casos, la llevan a cabo 80 equipos de trabajo financiados por farmacéuticas, gobiernos y organizaciones no-gubernamentales, poniendo a países de todo el mundo a investigar diferentes tecnologías de vacunas, según la organización mundial Gavi, The Vaccine Allience.
El segmento industrial de las ciencias vivas – que comprende las industrias de biotecnología, productos farmacéuticos, tecnologías biomédicas, tecnologías sanitarias, botánica y tecnologías de cultivos, campos veterinarios y ciencias ambientales – ha sido capaz de dar rienda suelta a todo su potencial innovador en la actual crisis, declaró recientemente la firma global Ernest & Young (EY). Según ésta, en poco tiempo, las farmacéuticas lograron realizar 700 pruebas a principios de este mes y algunas pasaron al mercado.
Aunque todavía queda un largo camino por recorrer para probar la efectividad y llevar los productos a la población mundial, lo cierto es que la industria asumió un gran riesgo invirtiendo millones de dólares en investigación y pruebas clínicas en corto tiempo, sin contar con las garantías del proceso ordinario para saber si al final del día tendrá lo que se propone. Lo alentador es que el gran volumen de colaboración e innovación al menos nos ofrece la esperanza de que, más temprano que tarde, la humanidad ganará. Esta pandemia, además, ha forzado a dar más énfasis a la investigación sobre infecciones y resistencia a los antibióticos, y esperamos que redunde en otros beneficios futuros.
Gilead, la empresa que desarrolló el medicamento antiviral Remdesivir (GS-5734), ha prometido 1.5 millones de dosis del medicamento sin costo alguno para los pacientes COVID-19. Otras empresas, como Johnson & Johnson, Pfizer y AbbVie, han donado entre sí más de $125 millones para socorrer en el desastre COVID-19. Astra Zeneca se ha asociado con Oxford BioMédica para desarrollar y comercializar vacunas, potencialmente para finales de año. Además, el Departamento de Salud de Estados Unidos se está asociando con compañías farmacéuticas para expandir la fabricación de medicamentos. Todo esto está ocurriendo a pesar de la creciente desinformación que circula en las redes sociales, logrando sembrar confusión y desespero en la población.
Nuestro afán de ver una vacuna lo antes posible no debe distraernos de la realidad que cualquier inoculación o medicamento tiene que primero ser seguro para todo tipo de personas. Debe servir a la gente que depende de la insulina, de medicamentos para el corazón, de inhaladores para el asma, entre tantas condiciones.
Si bien es cierto que no existe un comité conjunto de expertos que supervise toda la investigación y desarrollo, hay farmacéuticas trabajando en conjunto con gobiernos y organizaciones mundiales respetables como la Bill and Melinda Gates Foundation. Compañías como Novartis, Pfizer, Sanofi y Merck están compartiendo sus bibliotecas propietarias con el fin de encontrar una vacuna y/o tratamiento que funcione para todos.
Vivimos un momento inusual en la historia cuando la ciencia, manufactura, ingeniería, filantropía y las políticas públicas se unen por un bien común: salvar la humanidad y preservar la especie humana. Eso, de por sí, no es poca cosa. Podemos decir que hemos vivido para verlo. Esperemos que muchos más vivan para beneficiarse y contarlo.
https://www.elnuevodia.com/opinion/columnas/lasfarmaceuticasavanzanenlaluchacontraelcovid19-columna-2577793/?fbclid=IwAR0LCIqtqg0vVMDb4kLPqalZUBIVWDiK7TvR7kd-tyCVmF5KbNva64d95gs
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